Con gran solemnidad no exenta de nervios celebró el alumnado de 2º de Bachillerato la fiesta de la ORLA o graduación. El interés y dedicación de la Junta de la AFA hizo posible que todo se desarrollará con normalidad y pulcritud. La primera impresión recogida de muchas familias es de reconocimiento a este trabajo y a la sencillez con que se desarrolló. Como bastantes de los presentes lo insinuaron, transcribimos el «discursillo» que el Director del Colegio pronunció. Que sirva para que los nietos/as del alumnado queden enterados.
DISCURSO DEL DIRECTOR
Cada año me resulta más difícil hilar cuatro palabras en un día como hoy…Tan complicado como reconoceros embutidas en vuestras vestimentas o dentro de vuestras nuevas camisas. Nada digamos del resto de envoltorios, accesorios, complementos, imposibles tacones de aguja y ¡cómo no! los retoques faciales. ¿Será que me estoy haciendo viejo?
Pero ya que, tras profundos estudios, he sido capaz de reconoceros también haré el esfuerzo de dejaros cuatro ideas en esta vuestra especial fiesta. Quiero suponer que seréis comprensivos con este sencillo narrador de historias y habitual corrector de márgenes, ortografías, presentaciones y demás.
Como bien sabéis me gusta ser directo y claro. Sin embargo, para esta ocasión, quiero emplear un lenguaje parabólico. He buscado y rebuscado algún cuentecillo que me sirviera de apoyo. He recorrido caseríos con aceras, campos con ovejas, granjas de avutardas, paims de servicios…¡No he encontrado nada interesante. Al final ha sido mi amiga, la especial protectora de los libros, es decir, de no leer ninguno, quien me ha dado la idea. ¡Hablaremos de las ranas!. ¡He aquí el cuentecillo!
En un pozo profundo vivía una colonia de ranas. Llevaban su vida, tenían sus costumbres, encontraban su alimento y croaban a gusto haciendo resonar las paredes del pozo en toda su profundidad. Protegidas por su mismo aislamiento, vivían en paz, y sólo tenían que guardarse del pozal que, de vez en cuando, alguien echaba desde arriba para sacar agua del pozo. Daban la alarma en cuanto oían el ruido de la polea, se sumergían bajo el agua o se apretaban contra la pared, y allí esperaban, conteniendo la respiración, hasta que el pozal lleno de agua era izado otra vez y pasaba el peligro.
Fue a una rana joven a quien se le ocurrió pensar que el pozal podría ser una oportunidad en lugar de un peligro. Allá arriba se veía algo así como una claraboya abierta, que cambiaba de aspecto según fuera de día o de noche, y en la que aparecían sombras y luces y formas y colores que hacían presentir que allí había algo nuevo digno de conocerse. Y, sobre todo, estaba el rostro con trenzas de aquella figura bella y fugaz que aparecía por un momento sobre el brocal del pozo a arrojar el cubo y recobrarlo todos los días en su cita sagrada y temida. Había que conocer aquello.
La rana joven habló, y todas las demás se le echaron encima: «Eso nunca se ha hecho. Sería la destrucción de nuestra raza. El cielo nos castigará. Te perderás para siempre. Nosotras hemos sido hechas para estar aquí, y aquí es donde nos va bien y podemos ser felices. Fuera del pozo no hay más que destrucción absoluta. Que nadie se atreva a violar las sabias leyes de nuestros antepasados. ¿Es que una rana jovenzuela de hoy puede saber más que ellos?
La rana esperó pacientemente la próxima bajada del pozal. Se colocó estratégicamente, dio un salto en el momento en que el pozal iba a ser izado y subió en él ante al asombro y el horror de la comunidad batracia. El consejo de ancianos excomulgó a la rana prófuga y prohibió que se hablara de ella. Había que salvaguardar la seguridad del pozo.
Pasaron los meses sin que nadie hablara de ella y nadie se olvidara de ella, cuando un buen día se oyó un croar familiar sobre el brocal del pozo, se agruparon abajo las curiosas y vieron recortada contra el cielo la silueta conocida de la rana aventurera. A su lado apareció la silueta de otra rana, y a su alrededor se agruparon siete pequeños renacuajos.
Todas miraban sin atreverse a decir nada, cuando la rana habló: «Aquí arriba se está maravillosamente. Hay agua que se mueve, no como allá abajo, y unas fibras verdes y suaves que salen del suelo y entre las que da gusto moverse, y donde hay muchos bichos pequeños muy sabrosos y variados, y cada día se puede comer algo diferente. Y luego hay muchas ranas de muchos tipos distintos, y son muy buenas, y yo me he casado con ésta que está aquí a mi lado, y tenemos siete hijos y somos muy felices. Y aquí hay sitio para todas, porque esto es muy grande y nunca se acaba de ver lo que hay allá lejos».
De abajo, las fuerzas del orden advirtieron a la rana que, si bajaba, sería ejecutada por alta traición; y ella dijo que no pensaba bajar, y que les deseaba a todas que lo pasaran bien, y se marchó con su compañera y los siete renacuajos.
Abajo en el pozo hubo mucho revuelo, y hubo algunas ranas que quisieron comentar la propuesta, pero las autoridades las acallaron en seguida, y la vida volvió a la normalidad de siempre en el fondo del pozo.
Al día siguiente, por la mañana, la niña de las trenzas rubias se quedó asombrada cuando, al sacar el cubo con agua del pozo, vio que estaba lleno de ranas»
Permitidme algunas aplicaciones.
1) El pozo es la vida. Es vuestra vida, queridos alumnos y alumnas. Todos nacemos con un objetivo primordial: hacernos alguien en la vida. Cierto que hay muchos tipos de pozos: primer mundo, segundo mundo…último mundo.
2) Las ranas somos cada uno de nosotros. Si habéis visto ranas (cosa que dudo) sabréis que las hay de muchos colores, de muchos tamaños…. Como la especie humana… Como las gentes del entorno: las hay de la ciudad de Barakaldo, las hay del mejor barrio de Barakaldo, las hay del futuro parque de Barakaldo o de la futura zona de ocio de Barakaldo… ¡igualito! Cada uno de nosotros somos como las ranas de la parábola.
3) El brocal, la cuerda, el pozal, la chica de las trenzas…. son las oportunidades que nos da la vida de salir de nuestro pozo. ¿Habéis aprovechado estas oportunidades?
4) Las voces que nos impiden experimentar nuevas realidades son las comodidades, el «no me apetece», el «lo sé pero no me acuerdo», el «lo sé pero jò pregúntale a otro», el «tengo folio doble pero por no sacarlo», el «se me ha olvidado el comentario»â€¦. Etc.etc…
5) La rana que sale del pozo es la invitación que os hace la vida, que hoy os hago, a salir de vuestro estrecho mundo, a pensar en el futuro. Es la invitación a dejar de ser «colegiales o colegialas» y pasar a ser jóvenes. Claro que lo más sencillo es permanecer toda la vida en la adolescencia, sin ninguna responsabilidad, encontrando la nevera llena, la habitación recogida y 30 euros en el bolsillo.
6) Las autoridades represivas no son ni vuestros padres ni vuestros profesores. Sois vosotros mismos. A todos nos gusta la libertad pero, la libertad, debemos ganárnosla.
Cuando termina uno de vuestros ciclos vitales pocas son las cosas que este hacedor de frases puede deciros. Me quedo con tres:
1) Seáis ranas u ovejas…. Experimentad la vida más allá de la charca o del rebaño. Existen otros mundos y otras experiencias que merece la pena vivirlos.
2) 2) Cuando esta experimentación os cause sinsabores mirad al cielo (aunque esta sea una realidad inexistente para la mayoría de vosotros). Dios nunca os dejará de la mano.
3) 3) Y, si no encontráis a Dios en el cielo, sabed que en este Colegio sabremos acogeros. Para muchos el Colegio ha sido toda su vida, comenzaron en él hace quince años. Para otros han sido dos, tres o cuatro años. ¡Es lo mismo!… Es vuestro Colegio. ¡Contad con él!.
Y ya que he iniciado esta sucesión de ideas con una parábola de ranas quisiera terminar con otra de…¡gallinas!. Vamos con ella por si os suena…
«Un guerrero indio se encontró un huevo de águila, el cual recogió del suelo y colocó más tarde en el nido de una gallina. El resultado fue que el aguilucho se crió junto a los polluelos.
Así, creyéndose ella misma gallina, el águila se pasó la vida actuando como éstas. Rascaba la tierra en busca de semillas e insectos con los cuales alimentarse. Cacareaba y cloqueaba. Al volar, batía levemente las alas y agitaba escasamente su plumaje, de modo que apenas se elevaba un metro sobre el suelo. No le parecía anormal; así era como volaban las demás gallinas.
Un día vio que un ave majestuosa planeaba por el cielo despejado.
Volaba sin casi batir sus resplandecientes alas dejándose llevar gallardamente por las corrientes de aire.
-¡Qué hermosa ave! -le dijo a la gallina que se hallaba a su lado. ¿Cuál es su nombre?
-Aguila, la reina de las aves – le contesto ésta. Pero no te hagas ilusiones: nunca serás como ella
El águila vieja dejó, en efecto, de prestarle atención.
Murió creyendo que era gallina».
Finalizo. Mis queridas «gallináceas»: gracias por vuestra paciencia con todo el personal docente y no docente del Colegio. Mil perdones por todo aquello que no hayamos hecho bien. Gracias a vuestras familias que nos han permitido colaborar con ellas en vuestra formación. Un último favor: ¡levantad el vuelo y, si tenéis fuerzas ayudad a los demás a hacerlo. ¡Sólo así seréis alguien en la vida!.
Mis queridas gallináceas: divertíos responsablemente y no olvidéis que en breve tendremos un examen intermedio. ¡Así es la Historia, así es la vida!. Gracias.