Dic 032008
En nombre de toda la Comunidad Educativa del Colegio quiero dejar constancia de nuestra condena del vil atentado que ha segado la vida de Don Ignacio Uría. Junto a ella nuestras más sinceras condolencias a su familia. Como decía don Pedro Casaldáliga «malditos los que obligan a los hombres a vivir como perros; malditos los asesinos de ilusiones»… P. Mitxel Olabuenaga. Director Académico.
Me sumo a la Comunidad, y quiero manifestar mi más absoluto desprecio por estos «segavidas», diosecillos que se permiten decidir sobre la vida o muerte de un ser humano.
Estoy segura de que ya somos legión (aunque algunos tengan serios problemas para poder manifestarlo abiertamente) los que ya no nos callamos, y empatizamos profundamente con las familias que viven en su dÃa a dÃa esta terrible realidad de miedo y dolor.
Hoy es un dÃa muy triste para todos los que nos llamamos «seres humanos».
Mi respeto y cariño para esta familia.
Mi condena más enérgica por éste hecho tan lamentable.
Creo firmemente que no puede haber ningún tipo de escusa que justifique el asesinato de una persona.
¿Cómo es posible que en un moderno estado de derecho haya algún fanático de ideas obsoletas que actúe como juez y ejecutor?
¿El hecho de discrepar en ideas polÃticas es argumento suficiente para asesinar de manera tan cobarde?
Quiero gritar:
¡Basta ya!