VIRGEN MARÍA INMACULADA DE LA MEDALLA MILAGROSA
Vivimos con la alegría de sabernos en las manos de Dios y amados por María.
El Hijo de Dios, y de María, Jesucristo, nos ha salvado y nos ha dejado como madre nuestra a su propia Madre. Y como Madre nuestra que es se nos manifiesta cada día de una y mil formas.
Eso hizo en 1830, en París, en la Capilla del Seminario de las Hijas de la Caridad. Estando en oración, una joven, Catalina, contempló y habló con María, bella en su mayor hermosura. De aquel encuentro de amor nos ha quedado un recuerdo, un regalo hecho por la misma Virgen María: LA MEDALLA DE LA INMACULADA, la «Medalla Milagrosa» como el pueblo la llamó desde el comienzo.
Que estas páginas nos ayuden a meditar, este año de la Fe, nuestra confianza en el Dios nuestro Padre. Un Dios que necesitó la fe de una mujer, María, para hacerse carne en nuestra historia y desvelarnos el misterio de la fe en nuestros hermanos los pobres.
La Visita y regalo de la Virgen María de la Medalla Milagrosa nos lleva a unir nuestras voces con la de los más débiles y clamar con los que sufren: «¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!»
Cercanos a la celebración de la Fiesta de la Medalla Milagrosa os dejamos varios materiales que os puede servir para motivar y que podéis usar con los alumnos.