«CON LOS NIÑOS DE EUROPA … ACOGEMOS COMO JESÚS»
Datos para conocer la realidad de Europa.
Siglos de historia han forjado un complejo continente. Hoy somos la herencia de la democracia nacida en la antigua Grecia; de la cultura mediterránea, proyectada hacia todos los continentes y protagonista también de la evangelización cristiana.
Tenemos el reto de acoger las tradiciones y la herencia que nos aportan todas las personas venidas de fuera que han elegido vivir con nosotros. Actualmente nos encontramos en una sociedad acomodada; sin embargo, vamos conociendo nuevas bolsas de pobreza provocadas por la crisis financiera. Estas bolsas de pobreza las forman, principalmente, familias inmigradas que llegaron a nuestro país en época de mayor bienestar económico. También, familias de muy diversa condición, que han visto cómo sus circunstancias laborales han cambiado y ahora se ven obligadas a recibir la ayuda de los servicios sociales. Por otra parte, en la Europa del progreso económico, encontramos grandes paradojas, como la soledad en la que viven inmersas muchas personas (jóvenes y adultos), o el consumismo feroz frente a las penurias por las que pasan otras tantas familias.
Los niños y niñas de Europa disponen de unos servicios como la Salud y la Educación gratuitas que favorecen el crecimiento tanto físico como intelectual.
Después de conocer varios aspectos sobre Europa, nuestro continente, el lema de esta campaña nos invita a acoger como Jesús.
Leemos la Parábola del Buen Samaritano, Lc 10, 25-37.
- ¿Cómo reaccionó el sacerdote y el levita?
- ¿Quién ayudo al samaritano?
- ¿Qué significa para nosotros y nosotras acoger?
Dios creó el mundo para todos y cada uno de nosotros y nosotras, el mundo es nuestro hogar, Él nos dio recursos suficientes para toda la Humanidad; lo que pasa es que no los repartimos bien: mientras unos pasan hambre, a otras personas les sobra la comida; mientras unos tienen agua en abundancia hay otras personas que no pueden ni beber, …
Por estos motivos, muchas personas de otros continentes se han desplazado a Europa buscando otra vida mejor.
Ahora nos toca acoger como Jesús lo hizo, igual que la persona que acogió, curó y cuidó al samaritano que era un extranjero, ejemplo que Jesús nos cuenta en la parábola. De esta manera, haremos realidad la fraternidad, que somos hermanos y hermanas en este mundo bueno que Dios ha creado para todos.
Hay muchas personas que alzan su voz para conseguir un mundo como Jesús quiere: son los misioneros y misioneras, que junto a otros, nunca se cansan de luchar por un mundo más justo, más solidario, más acogedor, más tierno, donde sea posible el amor de unos hacia los otros, donde todas las personas puedan conocer, amar y seguir a Jesús.